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Escuela de Trabajo Social desarrolló proyecto de Vinculación con el Medio con establecimientos educacionales de Barrio Puerto-Cordillera y Placilla en Valparaíso

Esta experiencia se realizó entre la Red de Niñez Barrio Puerto Cordillera y la Mesa de Niñez de Placilla, ambas de la comuna de Valparaíso, donde además de académicas y profesionales, participaron estudiantes en práctica de la Escuela de Trabajo Social PUCV.

En el marco de la adjudicación del Fondo Concursable Vinculación con el Medio de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso 2022, liderado por la académica de la Escuela de Trabajo Social, Yesika Herrera Soto, durante el año pasado se llevó a cabo el proyecto “Conectando territorios y participación de niños, niñas y jóvenes de Valparaíso”, el que se desarrolló en conjunto con la Red Local de Protección y Promoción de Derechos de Niñez Barrio Puerto- Cordillera y la Mesa Niñez de Placilla, específicamente en establecimientos educacionales de estas localidades. 

Actualmente, la situación de niños, niñas y jóvenes (NNJ) en Chile se presenta como un gran desafío, dada la vulneración a sus derechos y la reproducción de prácticas vinculadas a las lógicas adultocéntricas. Por lo mismo, desde la Escuela de Trabajo Social se hizo necesario crear instancias que apunten al bienestar psicosocial y cultural de NNJ, con el objetivo de fortalecer la participación protagónica en sus territorios a través del intercambio de experiencias y reflexiones.

Asimismo, se detallaron como objetivos específicos establecer la innovación del trabajo interterritorial como estrategia para la promoción y garantía de derechos de los NNJ; coordinar encuentros con los niños, niñas y jóvenes de los territorios que favorezcan el trabajo colaborativo; y generar instancias de intercambio metodológico que apuntan al protagonismo de los/as NNJ.

Al respecto, la académica Yesika Herrera Soto, señaló que el propósito de la promoción de la participación protagónica de niños, niñas y jóvenes, es su reconocimiento como sujetos y sujetas de derecho, por lo que la preocupación permanente de la Red es “cómo facilitamos la expresión y emergencia de ese protagonismo”. “Hicimos varios esfuerzos metodológicos para que las opiniones, los intereses y las voces de las niñeces pudieran quedar plasmadas en esta planificación”, manifestó. 

De esta manera, a raíz de reuniones previas de planificación, se llevaron a cabo dos importantes encuentros donde se intercambiaron experiencias particulares y en las que surgió el diálogo con las distintas comunidades educativas que participaron, siendo las niñeces y jóvenes quienes dejaron plasmados sus intereses sobre las temáticas que les parecían más relevantes de abordar en sus territorios: género, educación ambiental, relaciones entre pares y relaciones con el mundo adulto. Lo anterior en un trabajo lúdico, armónico y reflexivo.

“Los grandes aprendizajes de ambas jornadas están puestos en dos líneas, por un lado en que el trabajo de las organizaciones requiere de mayores espacios de conversación e intercambio para aunar criterios y definir propósitos que tengan traducciones metodológicas más compartidas. Y en una segunda línea, un gran aprendizaje es que si bien hubo algunas dificultades en la interacción de los niños y las niñas de algunos establecimientos educacionales, pudimos leer eso como parte del contexto de confinamiento en pandemia y como un fenómeno cultural que atraviesa nuestras formas de relación social, hoy en día las relaciones y las interacciones están mediadas por las desconfianzas, que es un elemento que trasciende la pandemia pero que se vio acentuada por ella”, puntualizó la profesora de la Escuela.

Por su parte, Catalina Contrera, profesional de la Red Barrio Puerto- Cordillera, destacó esta vinculación, especialmente con estudiantes en prácticas, ya que junto a instituciones y organizaciones comunitarias se ha buscado generar espacios seguros para que “las niñeces puedan expresar sus ideas y formas de ver la vida, y que también sean espacios donde se les escuche y generen algún impacto en la adultez o en los adultos”. 

“Eso permitió que equipos de practicantes de la Escuela de Trabajo Social, participarán durante todo el año y que desarrollarán su práctica también en este mismo espacio. De esta forma, se vinculan mucho más los futuros profesionales que van a ejercer en los territorios y conocer in situ la realidad. Creo que eso no solo fortalece la participación de las niñeces, sino que también genera confianza entre las instituciones y genera bases y sustentos para que niños y niñas puedan participar”, sostuvo. 

Finalmente, Catalina Fernández, estudiante de práctica integrada, que trabajó con la Mesa Niñez de Placilla, expresó que fue una importante instancia de aprendizaje a nivel personal como profesional. “Sobre el rol que tuvimos, logramos generar espacios de diálogo para una revinculación con las niñeces del sector, así como dar a conocer los trabajos interterritoriales en donde dialogamos de las temáticas más relevantes, sus demandas y necesidades del territorio y que de alguna manera igual se podían articular con el trabajo en red del Barrio Puerto- Cordillera”. 

Para este año, se espera dar continuidad a la experiencia del 2022, pensando en conjunto la dimensión territorial y la intergeneracionalidad, es decir, en cómo se establecen diálogos entre el mundo de los/as adultos/as y el mundo de las niñeces, cómo se avanza en el reconocimiento de las asimetrías de poder y también las posibilidades de pensar trabajos interterritoriales.

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